Tengo que reconocerlo nuestra escapada a Cádiz fue exclusivamente
gastronómica, es cierto que aprovechamos para visitar la zona y
alrededores, que es preciosa por cierto, pero con lo que más disfrute es comiendo, no lo voy a negar. Son las
cosas buenas de ser celiaca, que disfrutas como una enana comiendo platos que
normalmente no puedes comer.
Llevaba tiempo con ganas de ir a Sanlucar de Barrameda, o mejor dicho a la Taberna Cabildo, tengo un compañero de trabajo que veranea allí y cada verano me pone los dientes largos contándome lo que ha disfrutado su hija también celiaca en Cabildo. Además de varios amigos celiacos que hablaban maravillas, así que no tenía dudas de dónde ir, en cuanto tuviésemos unos días libres, y así hicimos, directos a Sanlucar de Barrameda a la Taberna Cabildo.
Al llegar el celiaco consorte
extrañado me preguntó si esta vez no había hecho un mapa señalando donde íbamos
a comer y que ver, le preocupaba saber dónde íbamos a cenar, le dije “en Cabildo”, “¿y mañana donde comemos?”, conteste “en Cabildo”,… ja ja estaba claro que este viaje era gastronómico, y
veníamos a disfrutar la fantástica
gastronomía del Sur.
Aunque ya lo sabéis de sobra,
para los que no sois de Cádiz, poder
comer pescadito rebozado fuera de casa es un lujo para nosotros, que por el
momento en muy poquitos sitios tenemos esta opción así que estaba como loca de probar la tortilla de camarones, de poder pedir
unos chopitos, unos calamares rebozados,…
El primer día se nos fueron los
ojos y las ansias y pedimos sin medida, por lo que quizás os recomiendo pedir
tapa y no medias raciones, así probáis más variedad y no os llenáis tanto. Las croquetas a mí me fascinaron, pero el
poder comer pescado rebozado me entusiasmo aún más.
El celiaco consorte, que puede
comparar decía que las tortillas de camarones estaban más buenas que las
normales, ya que al estar rebozado con harina de garbanzo es más suave.
Mi hermana desde Madrid preocupada me preguntaba que si a parte de comer hacíamos algo más, porque solo veía fotos de comida en faceboock, así que le mande una foto del precioso castillo de Sanlucar de Barrameda, de los ciervos que vimos en Doñana, de las bodegas que visitamos,… Para que os quedéis tranquilos también hicimos mucho turismo, pero seamos sinceros aquí lo que importa es la experiencia religiosa que vivimos en Cabildo. El poder disfrutar como uno más de comer pescaditos rebozados fuera de casa.
conseguir una foto con los ojos abiertos es complicado jiji |
Nos gustó tanto, que por supuesto volvimos, y conocimos un poco más a Paco Heredia, “Baru” para los amigos, el Jefe de cocina y responsable de que Cabildo sea lo que hoy es, un templo de peregrinación para los celiacos. Baru se preocupa personalmente de investigar con las harinas, de probar diferentes recetas hasta dar con la perfecta para que no exista la más mínima diferencia en calidad y sabor entre los productos sin gluten y con gluten, incluso los picos de pan los elabora él mismo.
Su hijo es celiaco, y prácticamente el 95% de la carta es sin gluten. Tienen dos cocinas para preparar las raciones que también tienen con gluten, para que no haya contaminación. Y todo el personal que te atiende está muy bien formado y al tanto de los cuidados que hay que tener. La verdad es que te da tanta tranquilidad que comes como si estuvieses en casa. Es una autentica gozada muy difícil de describir.
En twitter el otro día leía un comentario de una celiaca que comía en cabildo y decía “orgasmo celiaco” ja ja, pues tiene toda la razón, mejor creo que no se puede definir lo que siente un celiaco al ir a Cabildo. Así que sin duda no puedo hacer otra cosa que recomendárnoslo y subirlo a mi top ten de establecimientos Sin Gluten.
Un auténtico lujo encontrar
sitios así y sobre todo profesionales como Baru, que hacen que un sueño se haga
realidad. ¡volveremos seguro!
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