Dulces italianos Amberes (Viaje a Belgica)

Salvo en los pocos sitios que nos habían recomendado nuestros amigos celiaquitos, tras nuestro viaje nos fuimos con la sensación de que en Bélgica la palabra sin gluten, les sonaba un poco a chino en el sector de la restauración; no sé qué opinareis vosotros, pero esta es la impresión que nos dio, y me llama bastante la atención, porque es teóricamente un país bastante avanzado, no olvidemos que es la capital de Europa, y desde mi punto de vista están desfasados en la restauración para intolerantes; si es cierto que en los herbolarios era muy fácil encontrar entre los productos ecológicos, productos sin gluten, pero salvo esto, ir a un restaurante y pedir un filete a la plancha suponía una odisea.

Por eso, lo que nos encontramos en Amberes, nos llamo todavía más la atención. Estábamos haciendo turismo, visitando la ciudad y en una de las plazas encontramos un mercadillo de comida de diferentes países europeos, ya que estábamos entramos a curiosear, y ver que se vendía como tipical Spanish,…y como no, encontramos Sangría!! Luego se preguntan porque tenemos fama de borrachuzos los españoles, jeje

Seguimos dando una vuelta por el mercadillo, y nos encontramos con un puesto de productos italianos, que vendían como unos bizcochos de chocolate, nos sorprendió porque estaba lleno de carteles GLUTEN FREE. Por fin veíamos esa palabra en Bélgica!! Nos os podéis imaginar que ilusión.

Los que atendían eran italianos, y aprovechamos para preguntarles por los carteles que indicaban que no garantizaban poder evitar la contaminación cruzada. Yo ante un cartel de estos, ni me planteo comprarme algo, pero al hablar con el encargado entendimos que conocían nuestra problemática a la perfección. Nos conto, que estos chocolates los elaboran ellos artesanalmente, su madre es celiaca y por eso la mayoría los hacían sin gluten. Aunque los dulces vienen envueltos con unos plásticos individuales, no podían garantizar la ausencia de gluten, porque los colocaban en las estanterías con las mismas pinzas que el resto de productos, que aunque no tocaban el dulce, podría darse que alguna bolsa viniese abierta y se contaminase.

Posiblemente os sorprenda que en la Bombonería de Brujas no me fiase, y aquí sí que decidiese fiarme; pero vi que el cuidado que ponían era extremo y que la posibilidad de contaminación era mínima; por si las moscas cogí dos chocolates que estaban muy bien envueltos, para evitar que las pinzas sucias lo hubiesen tocado. Y la verdad es que no me puse mala.

Lo único que eran carísimos, la broma nos salió por 12 € (dos trozos enanos), y no me gustaron mucho, pero eso ya es una cuestión de gustos; me decepciono un poco, yo me esperaba que fuese un chocolate y realmente era una especie de turrón, a mi gusto un poco empalagoso. No me convenció mucho. No creo que volviese a comprármelos.

Pero me encanto poder encontrar un puesto ambulante de comida sin gluten en un país tan poco sensibilizado con los celiacos.